Modas

Vivimos contando calorías. Nos cambiamos de ropa entre 2 y 3 veces antes de salir. Queremos ser rubias. Necesitamos los zapatos de esa marca. Criticamos lo que se puso la otra, esa que por fuera intenta decir "no me importa tu moda", pero que por dentro le importa tanto como a nosotras. Sabemos que ropa tenemos que usar, cuando la tenemos que usar y ojo: no te vayas a confundir el momento para un look casual o para uno más producido porque ahí moriste. Algunas pasamos por todos los nutricionistas habidos y por haber, hacemos todas las dietas que se te puedan ocurrir. Otras, eligen no comer o ir muriendo de a poco en el inodoro de un baño, lo cual es lamentable. Nos tenemos que fumar frases como "no hay talle", "es solo talle único". Otras luchan con la frustración de no poder haber conseguido esa prenda que es la última moda. Pero, al final del día, sucede algo curioso: ninguna logra ser como la moda dicta. Ahí, acostada en la cama, te das cuenta que otra vez no pudiste cumplir con el estereotipo o parámetro de belleza. Y dejame decirte algo, eso está bien. Entre nosotras, la mujer de la revista o la de la foto de instagram que intentaste imitar todo el día, tampoco cumple con el estereotipo de belleza. Ella no es ella, no es real, tal vez está photoshopeada o maquillada de más, tal vez para ser así tuvo que perder su esencia (cosa que la haría aún más hermosa). Y mientras ellos se llenan los bolsillos gracias a trastornos alimenticios, personas desvividas por seguir la moda y cuerpos inalcanzables, nosotras sufrimos. Yo, vos, la de la foto, tu amiga, todas. ¿Sabes por qué? Porque a todas en mayor o en menor medida nos afecta, lo cual es tristisimo. Tengo ganas de meternos en una habitación y decirnos: "a vos no te hacen linda ni tu cuerpo, ni tu pelo, ni tus zapatos, ni tu ropa. A vos te hacen linda tus ideas"; pero estoy segura de que no me escucharían porque no cumplo con el estereotipo social, como ninguna de nosotras lo hace. Imagínense que intento decirmelo todos los días pero, todo lo que me hace ruido es tan fuerte que, ni yo misma me logro escuchar.

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