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Mostrando entradas de 2016

Balances de fin de año

Llega fin de año y todos nos ponemos un poquito nostálgicos y maricones. Aunque no queramos, aunque no nos guste, aunque nos parezca insoportable o pesado, todos sí o sí nos ponemos a mirar para atrás. Algunos empiezan por el primer día de vacaciones con sus amigos, otros por el primer día de trabajo/colegio, la primera vez en el año que se rieron a carcajadas o la primera vez en el año que lloraron con todas sus ganas. Cada uno empieza el conteo por donde puede, por donde siente que empezó el año o simplemente por donde se le da la gana. Yo, en lo personal, me veo a mi, ahí, parada, a las 00:00 del 1 de enero del 2016. Para mi, ese día empezó mi año. De más está decir que no me acuerdo con lujo de detalles todo lo que hice desde que brindé, por decirlo de alguna manera, pero si me acuerdo de las cosas que me propuse cumplir, de las cosas que me prometí dejar atrás, de las cosas que me convencí de merecer y de las cosas que quería buscar. De eso si me acuerdo. Muchas de esas cosas ho

Despedida

Me gustaba más cuando no me tocaba escribir sobre amor, corazones rotos, confusiones y mal de amores. Me gustaba más cuando escribía sobre autosuperación, reflexiones, alguna que otra historia de amor que terminaba en final feliz y todas esas cosas que me parecían importantes y que en este momento de mi vida ya no tienen tanta relevancia. Todo cambió cuando empecé a arriesgarme, solo un poquito, a eso. A eso que no todos pueden tener. Eso que hoy yo no tengo. A eso que te lastima la piel, los sentidos, los huesos y por supuesto el corazón. A eso que te confunde y que hace que te sientas confundido, aún cuando estás más seguro que nunca. A eso que nadie te avisa que duele, pero te duele igual. Y cuando te duele, te hayas arriesgado un poquito como lo hice yo o bastante como lo hace mucha gente, te duele hasta en lo más profundo. Y ese dolor es distinto a cualquier dolor que hayas sentido antes. Este dolor te decepciona, te hace llorar, te quita la paz. Este dolor se encarga de desperta

Quilombito

Vos siempre fuiste así. Para mi, uno en un millón. Ese que había que cuidar como oro. Y déjame decirte que, para este mundo tan grotesco, eso eras: oro. Siempre decidido, siempre yendo al frente, siempre dando lo mejor. Yo, en cambio, también siempre fui así. Para vos, una en un millón. A mí también había que cuidarme como oro. Siempre muy indecisa, intentando ir al frente, siempre fallando, volviéndolo a intentar y fallando mejor.  Tal vez por eso nos costó tanto coincidir en tiempo y espacio para encontrarnos, y cuando por fin coincidimos y nos encontramos armamos quilombo. Un lindo quilombo. De esos quilombos que te causan placer resolver o estás esperando que aparezcan para resolverlos. De esos quilombos que te quitan el sueño, el aire, el habla, pero de una manera distinta. De esos quilombos en los que si estás metido en el medio sí o sí respiras amor.  Durante el tiempo que estábamos juntos parecíamos dos polos. Yo decía blanco, vos decías negro (por suerte nunca hubo ningún g

Ella

Siempre ella. Ella, la más linda. Ella, la primera en estar. Ella, la más inteligente. Ella, la que todo da. Ella, la incondicional. Ella, la más querida. Ella, la preferida. Ella, la más simpática. Ella, la de un corazón enorme. Ella, la de una paciencia de oro. Ella, la que siempre elegís. Pocas veces yo. Yo, que no soy tan linda. Yo, la que tardo en querer. Yo, la más desconfiada. Yo, la selectiva. Yo, la querida por unos pocos. Yo, la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta. Yo, la de pocos amigos. Yo, la del caracter de mierda. Yo, la de un corazón bastante lastimado. Yo, la que pocas veces elegís. Yo, la amiga de ella. Y por eso, entiendo lo que se siente tener a alguien como ella al lado, por eso la elijo antes que a mi. Y vos también lo hacés. No te culpo, te entiendo. Buena suerte. Los quiero mucho a los dos.

Karma

Perdón. Perdón por tratarte como odio que me traten. Perdón por ser tan así. Perdón por no ser intensa. Perdón por no saber lo que quiero. Perdón por mentirte. Perdón por lastimarte. Perdón por mentirnos. Perdón por lastimarnos. Perdón por todo lo que nunca te dije, muchas veces hicieron falta algunas de esas palabras. Perdón por confudirte. Perdón por confundirme. Perdón por confundirnos. Creeme (si es que podes después de todo lo que pasó) que vos no te merecías esto. Ni eso que te hice. Ni aquello, tampoco. Y creeme (si es que podes nuevamente) cuando te digo que yo me merezco que todo esto me vuelva y que estoy más que segura que me va a volver. Una muy amiga mía dice que el karma no existe. Ella piensa que cada uno da lo que puede y recibe lo que puede. Cree que si alguna vez algo similar llegara a pasarte seria casualidad y que vos elegis ponerle un nombre a esa casualidad (en este caso "karma") para poder librarte de todos tus males, realizando algo así c

¿Miedo?

Quedate tranquilo, a mí también me pasó. Yo también sentí que no lo merecía. Sentí que no me pertenecía. Sentí que no me correspondía sentir algo así. A mí también me causó miedo; pero de ese miedo que se mezcla con la curiosidad, ese que está ahi, latente, pero que igual te empuja a ver que pasa. De ese miedo que no paraliza, al contrario,  te hace ver como un loco. No te importa nada, ni lo que vayas a sufrir, ni lo que puedas perder, nada. De ese miedo que te sentis indigno de sentir. Entonces te das cuenta de algo: el miedo y el amor caminan de la mano. No solo nos da miedo dejar,  sino también que nos dejen. No solo nos da miedo lastimar, sino también que nos lastimen. No solo nos da miedo mentir, sino también que nos mientan. No solo nos da miedo amar, sino también que nos amen.

Dos opciones

Aprendí que preocuparse por lo que va a pasar es innecesario, lo que tenga que pasar pasará, en el tiempo que tenga que pasar, en el momento que tenga que suceder. Aprendí que preocuparse por lo que ya pasó es en vano, si pasó es por algo y no había otra posibilidad que permitese que pase algo distinto. El universo conspiró, y eso fue lo que hizo que sucediera esa situación. Aprendí que arrepentirse de lo qué pasó solamente puede otorgarnos tristeza, desilusión, dudas y mas problemas. Aprendí que tenes dos opciones: lamentarte toda la vida o dejar de pensar por qué pasó lo que pasó y empezar a pensar que todo pasa por algo. Solo así se puede avanzar.

El teléfono

Sonó el teléfono. Corrí desesperada, pero antes de atender respiré. ¿Por qué me emocionaba? Él nunca llamaba, y déjenme decirles que después de la conversación que tuvimos, esperaba que no vuelva a llamar jamás. El teléfono, en tanto, seguía sonando. Ahí estaba yo, titubeando, analizando, dudando. Sintiendo el mayor de los temores. Mis pensamientos bloqueaban la insoportable melodía que había sido asignada para éstas ocasiones. ¿Por qué está llamando? ¿Es él? ¿Y si atiendo y no lo es?. En tanto, el teléfono no paraba de sonar. ¿Por qué iba a llamar después de todo lo que le había dicho esa tarde? ¿Quién se atrevería a llamar después de escuchar tal monólogo con las palabras más hirientes y agobiantes que se podrían haber escuchado jamás?. El teléfono seguía sonando. ¿Por qué me importa tanto atender el teléfono si es él? ¿Por qué me molestaría tanto que no lo fuera?. Decidida, casi sin mirar, agarré el teléfono de una vez y pronuncié las peores palabras que podría haber elegido para es

Pensamientos limitados

Me harté de que digan que la gente no cambia. Me harté de que se tenga un concepto tan errado y cómodo como lo es el pensar que una persona siempre fue de determinada manera y solamente aparento ser distinta para obtener algo en particular. Me harté de que repitamos como loros que "la gente no cambia, solamente después de un tiempo se muestra tal cual es". Me harté de que no nos permitamos ni a nosotros ni al otro cambiar. Me harté de que nos limitemos. Me harté de que seamos tan limitados que no podamos entendernos. ¿De qué sirven las experiencias si no nos van a ayudar a poder discernir que volveríamos a hacer y que no? ¿De qué sirven los sentimientos si no nos facilitan el poder sentir? ¿De qué nos sirven los recuerdos si no nos permiten el querer volver a repetir ese momento, en ese lugar o no? ¿De qué sirve la vida si no se está en constante cambio? Yo creo, personalmente, que todos atravesamos un cambio continuo. Para poder entenderlo mejor, piensen que ninguna person

La palabra justa

Las palabras siempre significaron todo y a la vez nada. Sí, lo sé, es irónico decir que algo sea todo y nada al mismo tiempo, pero pensemoslo así: si vas caminando y por alguna razón tenes una pelea con un desconocido el intercambio de palabras que surge en ese momento no es para nada agradable, te molesta, te da rabia, te enoja; eso ocurre solo por un rato, después es como si nada de eso hubiera pasado y con suerte (y si la recordas) se vuelve una graciosa y entretenida anécdota. En cambio, cuando tenes una pelea con alguien que queres, las palabras se transforman en el todo, en el centro de la discusión; crees que parte o todo lo que dice el otro de vos es lo que realmente piensa, te duele, te lastima, te deja pensando; y eso puede durar días, meses y, en el peor de los casos, años. ¿Te das cuenta por qué son todo y a la vez nada? Sí, por eso mismo que estás pensando. Son más que lo que realmente quieren decir, porque aparte de su significado son también la persona que te las dic

Un lugar

No todos tienen la suerte de tener un lugar donde encuentren su paz. Hablo de un lugar libre de preocupaciones donde sabes qué podes ir siempre que lo necesites. Un lugar que te permite ser vos. Un lugar que te permite ser feliz. Un lugar que te permite encontrar la paz, la tranquilidad, y hasta a veces la soledad (y te hace entender que la soledad no es tan mala como te la venden). Un lugar dentro de un millón de lugares que podrías haber elegido. Un lugar. Y cuando hablo de un lugar no estoy hablando específicamente de lo que se entiende como lugar. Ese gran lugar pueden ser los brazos de mamá. Ese gran lugar puede ser un recuerdo. Ese gran lugar puede ser lo que se nombra: un lugar. Ese gran lugar puede ser una persona. Ese gran lugar puede ser un momento. Ese gran lugar tiene la obligación de ser tu paz, tu caos y, nuevamente, tu tranquilidad. Este lugar, en este momento, con estas personas. Miles de veces.

Contracorriente

Antes de empezar, quiero decirles que hoy voy a hablar de mi y que frente a eso tienen dos opciones: 1) cerrar todo ahora y no leerme porque no les interesa (es totalmente válido) 2) dejarlo y leer un poquito más porque tal vez les da curiosidad o quieren ver si sienten lo mismo (no pierdan su tiempo) Hoy hice algo que hace mucho no hacía. Por un momento fue raro, tal vez un poco confuso, pero al final me dio tanta paz que me es inexplicable definir la sensación y me fue imposible no querer expresarlo en un par de estos tantos renglones. Llegué a mi casa después de un largo día, saludé a mi familia y después de conversar un rato con ellos, me dispuse a subir a mi habitación. Entré y estaba todo como lo había dejado: un poco de ropa sobre la cama, una que otra media en el suelo, una zapatilla en un rincón y otra en quién sabe donde. Todo estaba igual. Todo, menos yo. Al entrar seguía siendo la misma que había salido por la tarde, o por lo menos eso pensaba, hasta que me encontré

Relaciones

Me duele en serio que las relaciones entre las personas no valgan nada. Pareciera que da lo mismo ser novio, novia, mejor amigo, mejor amiga, amigo, amiga, conocido o desconocido. Pareciera que no importa lo que la otra persona hace por vos, todo lo que deja de hacer por vos, todos los momentos que estuvo. Ahora cada quién cuida lo que es suyo y hace lo que quiere, y si no cuidas lo que es tuyo o no haces lo que queres jodete. Porque es así: el que siempre está es un boludo, total siempre lo terminan cagando. Y sin dudas, eso es lo más triste. Hay personas que tienen en su naturaleza poner al otro primero en todo momento, en todo lugar, para cualquier situación; y esas personas generalmente son las que terminan perdiendo. Son las que terminan sufriendo. Son las que terminan echándose la culpa. Se sienten vacíos y decepcionados de ellos mismos. Piensan que es su responsabilidad el siempre elegir mal y querer dar todo y estar para personas que no valen la pena. Pero hay algo peor que t

Primero lo primero

Muchas veces la transición entre el estar mal y el estar bien la pasé con dolor. Siempre que, por alguna razón, me tocaba afrontar ese momento en mi vida lo hacia llena de inseguridades, frustaciones, miedos. Siempre quierendo que pase ese momento de "estar mal" para poder de una vez por todas volver a "estar bien". Un día, no hace mucho, me di cuenta que lo que yo quería, lo que yo pedía, era ilógico. No podía estar queriendo crecer sin afrontar el duelo del crecimiento. No podia estar pidiendo un cambio sin poder ni siquiera mirarlo cara a cara. Para volver primero tenes que irte. Para encontrarte primero tenes que perderte. Para reír primero tenes que llorar. Para estar bien primero tenes que estar mal. Primero tenes que conocerte en lo peor, con toda la furia, cayendo en caída libre. Conocerte en lo más profundo de tu ser, ahí donde la vida te duele. Para que, cuando vuelvas de eso, rajes la tierra, te comas el mundo. Para que nadie se acuerde que estuv

Tu mejor versión

Nunca, hasta ahora, me puse a pensar que importante es ser o intentar ser siempre la mejor versión de vos mismo. Nunca reflexioné el valor que tiene eso en una sociedad en la que nos fijamos en el ''por qué'' de las cosas, en vez de fijarnos en el ''cómo'' resolverlas. En la que en vez de preguntarnos ''¿por qué me pasa a mi?'' tendríamos que preguntarnos ''¿en qué tengo que crecer?''; porque si nos ponemos a pensar, todas las cosas ''malas'', por decirlo de alguna manera, que nos pasaron, nos hicieron la persona que somos ahora. La versión que somos ahora, nuestra mejor versión en ese momento. Todas esas cosas nos ayudaron a crecer o nos enseñaron algo. Cambiaron cosas que teníamos que modificar en nuestro entorno o en nosotros mismos. Cosas que todavía había que pulir para ser la mejor versión de nosotros mismos.  Entonces, pienso que cada vez que estemos afrontando algo que nos cueste, lo mejor que pode

Privilegios

Muchas veces no valoro el privilegio que tengo de ser quien quiero ser, libre y sin limitaciones. No tomo conciencia de que todo lo que soy, lo que quiero ser y lo que seré es gracias a la gente que tengo al lado. A las personas que me apoyan y me siguen a muerte, aunque a veces esté un poco loca (más de lo normal) o tenga ideas descabelladas. Creo que nunca me pongo a reflexionar sobre esto porque, para mi, el ser libre ya esta naturalizado. Es algo normal, algo con lo que crecí, algo que vivo día a día. Pero no todos tienen este gran privilegio. El privilegio de ser libres. Muchas personas tienen que luchar desde que se levantan hasta que se acuestan porque el lugar que tienen, la posición que quieren tomar, el punto de vista que tengan o la elección que hagan, sean válidas tanto para ellas como para los que los rodean. Debe ser agotador y denso levantarte todos los días sabiendo que tenes que salir a promulgar tu identidad, porque nadie la reconoce como tal. Por eso, hoy más que n

Divertimento

Hay situaciones en la vida que te golpean. Vos, ante ellas, tenes dos opciones: por un lado las podes evadir, y por el otro, las podes afrontar. En lo personal, soy de esas que evade sus situaciones más complicadas. Escondo mis fantasmas abajo de la cama o, como alguna vez escuché, voy juntando muertos en el placard, sin darme cuenta que algún día no va a haber más lugar abajo de la cama o el placard va a explotar. Pero soy así, me da miedo que me lastimen, me da miedo lastimarme. Me da miedo pensar en cosas tristes o en cosas que puedan ''destruir" mi mundo. No me doy cuenta que me lastimo más guardándome todo que dejándolo salir. Dejándolo fluir. Y mi forma de evadir es siempre la misma: haciendo cómo que todo está bien. Todos estamos bien. El dolor no existe en mi mundo, y dentro de mi mundo, el dolor no existe en el mundo de nadie. Pero cuando necesito que en serio me den una mano, entro al placard o me meto abajo de la cama, y dejenme decirles que son tantos los fant

¿Qué estás haciendo?

Si no estás amando: ¿qué estás haciendo? Es tan cerrado (y tan errado) el concepto de amar. Todo se reduce a lo mismo: amar a alguien. Por eso es que mucho tiempo pensé que no sabía amar, era porque no estaba amando a alguien. No amaba a nadie. Entonces me asusté. Me asusté y creí que era incapaz de amar como todos lo hacían. Pero un día me di cuenta de que no era necesario amar a alguien, para saber lo que era amar con fuerza. Podes amar un libro. Podes amar una canción. Podes amar una pasión. Podes amar un recuerdo. Podes también amar a una persona. Podes amar muchas cosas. Podes amar solo una. Podes amar lo que quieras, lo importante es que no dejes de amarlo nunca (o el tiempo que lo consideres necesario) Por que si no estás amando: ¿qué estas haciendo?

Historias

"¿Alguien quiere hablar?" fue la pregunta que sentenció este encuentro. Entre silencios, un alma repudiada se atrevió a hacerlo, contando así su propia historia. Estaba lista y segura: ya lo había hecho antes. En realidad, para ser más exactos, esa situación, en ese momento, con esos espectadores, no había ocurrido jamás. Contó su historia, esperando que al final, un silencio atroz rajara la sala. Pero no fue así, un espectador parecía entusiasmado por contar su historia. Un alma había logrado que otra alma se dispusiera a hablar. Subestimándola, ésta también contó lo suyo, y al finalizar se pudieron visualizar algunas lágrimas y algún que otro sentimiento encontrado, frente a esa historia que para aquella alma "no tenía importancia". Así, las horas parecieron solo pocos minutos, y cada quién que quiso tuvo el espacio para hablar. Cada quién que quiso tuvo el espacio para llorar. Cada quién que quiso pudo limpiar su alma. Cada historia, por donde se la mire, fue de

Elegir

Siempre pienso como es que la gente que está caminando a la par mio, se banca eso. Me pregunto como es que me eligen, como es que teniendo miles de personas mejores que yo, eligen estar conmigo o tenerme a mi. Es increíble lo que ellos ven (si es que ven algo), porque yo sinceramente no puedo ver nada. Es más, si me dieran a elegir entre yo u otra persona, elegiría a la otra persona sin pensarlo. Seguro él/ella es más inteligente, más lindo/a, más carismático/a. No lo sé, solo sé que serían mejores. Porque, realmente, hay veces en las que cualquiera es mejor que yo. Sé porque lo digo y porque lo siento. Y aunque quieran hacerme pensar lo contrarío, no hay nada rescatable en mi.  En estos días me pregunto como puedo esperar que alguien nuevo me elija, sabiendo que si yo pudiera elegirme, claramente no lo haría. 

Perdón

Perdón por no cumplir con tus parámetros de belleza. Por no tener una altura promedio, ni un cuerpo estereotipado. Perdón por no ser rubia, ni tener ojos claros. Perdón por ser auténtica, por enojarme tanto, por estar de mal humor. Perdón por no estar fingiendo todo el tiempo tener un lindo carácter. Perdón por no necesitar que alguien me diga algo para saber lo que valgo. Sé muy bien lo que soy, lo que quiero ser y lo que necesito para serlo. Perdón por fijarme en el alma de las personas. Perdón por gustarme escribir, leer y enriquecer mi cabeza. Perdón por ser como soy. Genuina y plena. Perdoname, porque al parecer, te molesta bastante.

Otra tormenta en mi cabeza hace que no pueda parar de pensar

No había tenido un gran dia, no se sentía bien, no era ella misma. Así que abrió su chat y se dispuso a escribirle: "Sé que hace mucho que nos hablamos -un mes, para ser más exactos-. Sé que estás con otra, es linda (mucho más linda que yo). Te trata bien, te veo feliz. Todo lo contrario a lo que estoy viviendo yo. A mi nadie me trata bien y cada vez soy más infeliz. Pero no es porque nadie me de bola, es porque no quiero. Es porque te quiero a vos. Con cada parte de mi alma y para cada cosa que haga. Me acuerdo cuando me agarraban caprichitos así. Yo siempre con mis mambos y vos siempre controlándolos. Era como si hubiéramos sabido que eramos el uno para el otro desde la primera vez que nos hablamos. Lástima que ahora no podes ni controlar mis mambos ni solucionar mis caprichitos, ¿sabes por que? Porque mi mambo y mi capricho sos vos. Sé que es inútil mandar este mensaje, porque nada va anular el comportamiento infantil que tuve y lo loca que estoy. Pero quería que sepas que jus

Huellas

¿Cuantas veces miramos para el costado y sentimos que no estamos haciendo nada por los demás? Los vemos cada vez más solos, cada vez más tristes. Observamos cómo están sumergidos en una rutina a la que le falta bastante amor, un poco de tranquilidad y mucha esperanza. Nos sentimos mal, vacíos. Como puede ser que con todo lo que ellos hacen nosotros no estemos haciendo nada para que sean plenos y se sientan más felices. Nos confundimos, no sabemos qué hacer, nos frustamos. No nos damos cuenta que con muy poquito hacemos un montón. Levantarnos de buen humor a la mañana; recordarle a mamá lo linda que está; agradecerle a la abuela la rica comida que preparó; llamar a ese tio que vive lejos; consolar a ese amigo que está triste; hacer reír a papá y recordarle que lo importante es la familia, no el trabajo; jugar con nuestros hermanos; compartir nuestra canción preferida con alguien; mirar una película acompañado; dar el asiento en el colectivo; sonreír más seguido; decir buen día; reírnos

El incondicional

Nos enseñan a que tenemos que rodearnos de personas que no nos lastimen. Si alguien te lastima está automáticamente, por ley, eliminado de tu vida. En caso contrario, si no lo haces, tenes que aguantarte a la gente de alrededor repitiéndote lo boludo que fuiste al perdonar. Por ese motivo estamos cada vez más solos. Queremos a las personas con sus perfecciones pero no soportamos que nos muestren sus imperfecciones. Y esa también es una forma de querer. Mostrarte como sos, siempre. Sabiendo que te podes equivocar pero que también podes hacer las cosas bien, las podes arreglar, o por lo menos intentas hacerlo. Tampoco estoy justificando que te pelotudeen y demás (ahí estaríamos hablando de casos específicos y también muy comunes hoy en día) pero no podemos ofrecer relaciones que no tienen margen de error, porque esto no es ciencia, son sentimientos. No somos robots, somos personas. Y a diferencia de los primeros, entendemos que lastimar, te puede lastimar cualquiera, pero lo importante e

Queda prohibido levantarse sin ilusiones

No hay nada más duro que afrontar una desilusión. Se siente un vacío inmenso en el pecho, y este sentimiento raro ocupa el lugar que ocupaban otros mucho mejores antes de que nos desilusionemos. Sentís que vos ya no sos vos, y empezas a dudar de toda la realidad que te envuelve. Al perder la ilusión, te perdes a vos también. No te acordas como eras antes de esa ilusión y tenes miedo de lo que puedas llegar a ser sin ella. Desde chicos ya nos vamos acostumbrando a las desilusiones. Las primeras, como descubrir que papá noel o los reyes magos no existen, son de las menos complicadas. ¿Saben por qué? Porque todavía nos quedan otras que nos sostienen. Creemos en la magia, en los sueños, en mamá y papá. Pero todo eso que nos queda se va perdiendo cuando crecemos, y al llegar a la adolescencia ya no creemos ni en la magia ni mucho menos en papá y mamá. A estos últimos los descubrimos en su peor versión y dejan de ser nuestros súper héroes: entendemos que son humanos, que comenten errores y

Siempre vuelvo a vos

Esta vez te pensé más que otras veces. Te necesité más que otras veces. Podría suponerse que te extraño ahora, que es otoño, pero no es así. Te extraño en todas las épocas del año, en todas las estaciones. Te extraño todos los días. Y cada día me duele un poquito más. Pero bien, te extraño porque me acuerdo de lo bueno, y no de lo que me hizo tomar la decisión de extrañarte y no tenerte. Al margen de eso, estaba segura de que hoy sería el día en el que te volvería a hablar. No un "te extraño" sino un "hola" de esos que suenan vacíos y dicen más de mil cosas, las que nos animamos a decir y las que no. Sin embargo, no lo hice. Lo necesitaba, pero no lo hice. Si te volvía a hablar una vez más iba a volver a vos, como venía pasando éste último tiempo. Así que, repito, no lo hice. Pensé todo el día en lo que podía haber pasado si te hablaba, pensé en vos, en mi, y en nosotros. Sobre todo pensé en lo que podríamos haber sido y no en lo que somos. Otra vez sentí ese sati

La buena noticia sos vos

Mucho tiempo creí que no estaba destinada a recibir buenas noticias. Que hiciera lo que hiciera siempre terminaría mal. Era mi naturaleza. Mucha gente recibía muy buenas noticias, pero yo no estaba en la lista. Así, comencé a funcionar como un imán: me pasaba algo "malo", y automáticamente mi cabeza buscaba que me pase otra cosa "peor". Iba de fracaso el fracaso sin perder el entusiasmo. Mientras tanto, a mi alrededor, no paraban de llegar buenas noticias. Desgraciadamente ninguna era para mi. Lloré. Grité. Me frustré. Lo acepté. Cuando ya me había acostumbrado a mi suerte, por decirlo de alguna manera, llegó la primera buena noticia. La vida me dijo, un poco bajito y un poco a los gritos: "la buena noticia sos vos". Y le creí.

Estando yo viendo puede ponerse a llover

Llueve. Miro por la ventana. Veo la lluvia caer como cuando era chica. Detalladamente observo como las gotas que resbalan en el vidrio parecieran estar jugando una carrera. Pero, por ley, sucede algo curioso: acaban todas en el mismo lugar. Entonces pienso. Pienso en el corto pero rápido trayecto que recorrieron las gotas hasta llegar al final de la ventana para convertirse en una. Sigo pensando. Y lo visualizo en nuestro amor. Ese que fue fugaz pero me marcó bastante. Me doy cuenta que, como las gotas que caen, no era necesario que durara mucho para que fuera real. Sigo pensando. Me doy cuenta, también, que no hacia falta que seamos idénticos para que seamos uno. Las gotas no lo son. Son de distintos tamaños. Viajan por el vidrio a distinta velocidad. Pero siempre terminan en el mismo lugar. Como nuestro amor.

Buscar

Esperar las cosas para mi nunca fue una opción. Entendí que si quería algo, sea lo que sea, tenía que conseguirlo y no esperar a que llegue. Podía ser mucho más cómodo, pero nunca lo vi así. Nunca lo elegí así. Las mejores cosas de la historia ocurrieron porque las personas que las protagonizaban comenzaron a buscarlas. Y, a veces, cuando encontraron eso que tanto buscaban también encontraron cosas mejores. Pero parece que mucha gente ya se olvidó de eso, y vistieron su comodidad con la idea de que hay cosas que no se pueden buscar y que tienen que llegar solas. En estos tiempos no se puede buscar nada. Tenes que esperar a que te llegue. Sería un gran error empezar a buscarlo, ¿cierto? Yo creo que no. Si querés algo, andá y buscalo. No pares hasta conseguirlo. No importa lo que estás buscando ni lo absurdo que pueda llegar a parecer, porque para vos vale un montón. Y desde el momento en el que empezás a buscarlo con todas tus fuerzas, se vuelve importante para mi también. Así que hay

Solo amor

Mil veces escuché la frase: "si vos no te amas a vos mismo, nadie más lo puede hacer". Mil veces discutí sobre lo falsa e hipócrita que me parece esa idea. Yo pienso que al plasmar el amor en ese concepto, lo estamos condicionando. Nos condicionamos a amarnos primero para que después el otro lo haga. Y muchas veces no es así. Casi nunca es así. Eso es lo que diferencia al amor de otros sentimientos que podamos sentir. Cuando uno ama, ama completamente. Se entrega, sin pensar si se ama o si lo aman. Solo lo hace. Con esto voy a que un día puede llegar una persona que te vea de la forma más dulce y más sincera del mundo, y empiece a amarte, aunque vos no te ames. No está metido en tu cabeza y no lucha con tus fantasmas. No conoce todos los complejos que tenes sobre vos mismo. Por eso puede amarte, porque reconoce toda tu esencia. Sin condiciones, conceptos, o especulaciones. Solo amor. Entonces bien, llega, te ama y punto. Pero mientras te ama te enseña a amarte. Te hace sent

El dolor

Y un día alguien te lastimó. Jugó con vos mientras vos te la jugabas. Te cagó. Se cagó en vos y en todo lo que hiciste y diste por lo que tenían. No le importó, y se fue. Después de eso, te prometiste que nunca más iba a pasar lo mismo. Dejaste de amar como lo hacías, dejaste de querer como lo hacías, dejaste de preocuparte por las personas como lo hacías antes. Todo cambió. Te relacionaste superficialmente, ya no te interesaba como se sentían, intentaste que no te lastimaran más. Pensaste que no sentir y no demostrar era la mejor forma de protegerte. Así, guardaste tus sentimientos donde nadie sabía que los tenías escondidos. Ni siquiera vos. Pero una vez te animaste, parecía que te habías olvidado de todo lo que habías sufrido, lo querías volver a intentar. Querías volver a ser como eras antes. Entonces los buscaste. Y adivina que: sí, no los encontraste. Te desesperaste. Te volvió a doler como, o más, que cuando los escondiste. Entonces, en ese momento, te diste cuenta de algo muy i

¿Feminazis?

Prendo la tele. Una chica iba a una entrevista de trabajo: la violaron, la mataron, y como si fuera poco, la metieron en una bolsa de consorcio y la tiraron en un contenedor haciéndola parecer un pedazo de carne. A esos tipos no les interesó los sueños que debía cumplir, o la gente que la quería en serio. Sin embargo, el noticiero no cuestiona eso. Se preguntan si era forma de ir vestida a una entrevista, que había hecho el fin de semana, como era su pareja. A nadie le importa que ya no iba a poder terminar su carrera, o tener hijos, o por lo menos conseguir trabajo. Todo se resuelve a un concepto insulso y vacío: una mujer no puede usar esa ropa. El sentimiento de bronca me invade, haciéndome olvidar que es tarde y que ya tendría que haber salido. Empiezo a caminar por la calle y con eso empiezan también las sartas de cosas que tengo que escuchar. Todo lo que me harían y que no me interesa, pero que igual me lo dicen. Me lo gritan. Y todos se enteran. Nadie dice nada, parece estar bi

Cuando nos damos cuenta de lo que no queremos, queremos mejor

Un día sin más me alejé. No iba a preguntarme si debía quedarme o si realmente debía irme, porque si lo hacía, hubiera elegido quedarme sin pensarlo. Junté todos mis sentimientos y mis recuerdos y me fui. No sé si te importó. Tampoco sé si te importamos. Pero sinceramente necesitaba irme. Escaparme de aquello que alguna vez me causó amor y que últimamente me venía causando terror. No por vos, ni por mi, sino por lo que nos fuimos convirtiendo con el correr del tiempo. Creo que eso nos desgastó: el tiempo. El tiempo, pero también las acciones. Las acciones más que nada. Las que hicimos y las que no hicimos. Nos quemaron la cabeza y el corazón. Por eso, cuando tuve las fuerzas necesarias para escaparme lo hice. Salí por fin de eso que alguna vez me hizo tanto bien, y que de un día para el otro empezó a hacerme tanto mal. Pude, gracias a Dios (si es que existe) quedarme con lo bueno. Y también pude darme cuenta que era lo que no quería. Y dejame decirte, que cuando nos damos cuenta de lo

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No podes dejar que lo que digan de vos defina quien sos. No sos tu peso, ni altura. No sos el color de tu piel o las palabras que usas. No sos el tamaño de tu nariz ni tampoco el tamaño de tus orejas. No sos tu ropa, ni tus zapatillas. Menos el celular que tenes. No sos la cantidad de personas con las que estuviste la noche anterior. Sos lo que te hace reír y lo que te hace llorar. Sos las cosas que te molestan y lo que amas. Sos lo que haces cuando te duele el cuerpo (y el alma). Sos lo que haces cuando estas feliz. Sos tu primera palabra en la mañana, y la última que decís antes de dormir. Sos la música que escuchas, lo que lees, las películas que te gustan. Sos tus miedos y tus fortalezas. Sos tu familia y tus amigos. Sos la gente que te quiere. Sos todo eso que olvidas cuando dejas que lo que no te define empiece a definirte.

Aceptar, querer

Me acuerdo cuando seleccionaba a las personas, como si fueran cosas, y las metía en dos "cajones" diferentes. Había dos opciones: o me caías bien y te amaba o me caías mal y te odiaba. Pero un día, me di cuenta que ese concepto era hueco y vacío. Una persona no podía caerme de determinada forma por haberme hecho algo que en su momento o solo haberme mirado una vez. No podía juzgarla si ni siquiera le daba la oportunidad de acercarse a mi. Si no la dejaba contarme cuales eran sus miedos, las cosas que la hacían feliz. Si no me podía decir "este es el cuerpo con el que lucho todos los días cuando me miro en el espejo" o no me mostraba los monstruos de abajo de su cama. Las marcas de las que no se podía librar aunque quisiera. No le permitía al otro la oportunidad de conocerme, o más bien, no me permitía conocer al otro. Simplemente porque en ese momento no me interesaba o no lo sentía. Pero un día me di cuenta que la persona que me caía más mal estaba conmigo desde qu

Y sí, me quiero un montón

Muchas veces caigo en la típica: ''¿Por qué no soy la persona que quiero?'' Veo minas diosas con cuerpos perfectos por todos lados, parecen que se multiplican. Igual que mis ganas de ser como quiero. Lloro, mariconeo, grito un poco, me enojo, me enojo mucho. Después de toda esa rutina (diría que casi diaria) caigo en la cuenta de que tendría que reformular la pregunta y volvermela a preguntar: ''¿Por qué no soy como ellas?'' Ahí si estaría bien, porque me estaría preguntando que me falta o que no tengo para ser como ellas. Y no preguntándome que carajo pasa que no soy la persona que quiero. Porque: ¿Saben que? Si lo soy. Soy la persona que quiero. Y estoy orgullosa de mi. Soy una persona que jamás deja que le gane nada, ni su propia cabeza. Soy una persona que cumple sus objetivos, aunque necesite una patadita (en el culo, casi siempre) para que la empujen. Soy una persona que siempre está motivada, y que si no tiene motivación, la busca. Soy una persona

Esperar no transforma

La palabra ''cambio'' viene del latín ''cambium'' que significa hacer un trueque, dar una cosa por otra. Esto quiere decir que siempre que hay un cambio, algo se pierde pero también algo se gana, dejando todo equiparado pero de alguna forma más desordenado que nunca. Si sabemos que en un cambio perdemos, pero también ganamos algo: ¿Por qué nos da tanto miedo? ¿No da miedo lo que perdemos porque sabemos que lo vamos a necesitar? ¿Nos da miedo lo que ganamos porque no sabemos si lo vamos a necesitar más que lo que perdemos? ¿No da miedo que esté todo equiparado? ¿Nos da miedo el desorden? Yo creo, personalmente, que el cambio nos da miedo porque es algo que no esperamos, es decir, que siempre llega sorpresivamente. Le tenemos miedo a lo nuevo, a lo que nos falta por conocer. Y también creo que eso es lo más lindo del cambio, que llega un día sin avisar y que te obliga a reconstruirte, a volver a ser vos pero sin ser tan vos. Te enseña que esperar no transf