Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2017

Hora de lectura

Mi profesora de literatura dijo ya hace tiempo, casi como contando un cuento, que todos alguna vez sentimos el entusiasmo de leer. Todos alguna vez cuando éramos chicos le rogamos a mamá o a papá que nos contaran un cuento o que nos leyeran nuestro libro preferido antes de dormir. Todos. Con la inocencia de la niñez, o vaya a saber quién con qué. Pero todos lo pedimos, lo rogamos y lo conseguimos. Sin embargo, con el paso de los años, algo ocurrió y a muchos ya no les importó la lectura (no me incluyo dentro de este grupo porque amo cada parte de la literatura que me permita viajar(me) y conocer(me) más). Que los libros me aburren, que pierdo tiempo leyendo cuentos, que no entiendo, que no se leer para adentro, que esto, que aquello, que bla bla bla. Y así, casi como sin darse cuenta, se fueron alejando de la lectura. Dijo, también, que muchos recuerdan que es lo que les quitó el interés y que otros simplemente lo tienen reprimido. Pero que a todos, sin excluir a ninguno, les pasó algo

Tocar fondo

Vuelvo a estar rota. Como o tal vez más que siempre. Otra vez vuelvo a estar de mal humor. Otra vez vuelvo a ser insufrible para todos, hasta para mi. Vuelvo a sentir a flor de piel. Vuelvo a necesitar que me quieran. Vuelvo, otra vez, a mendigar amor. Y eso es muy triste. Otra vez no me reconozco. Otra vez me encuentro buscándome. Me volví a perder. Y no me encuentro. Tengo miedo de no encontrarme más. Lo cual, en parte, es cierto. Siempre que me perdí me encontré, eso está claro, pero nunca fui la misma de antes. No sé si es malo. Tampoco sé si es bueno. Solo sé que es distinto. Yo termino siendo distinta. Y a mi lo distinto me da miedo. Lo que cambia me da miedo. La puta madre, siento miedo de vuelta. Otra vez sentir miedo me da miedo. Otra vez mis miles de fantasmas me vuelven a dar miedo. Y eso es lo que me asusta más. Estoy rota, y déjenme decirles que no hay nada peor que eso. No hay nada peor que perderse y no encontrarse. No hay nada peor que necesitar que te quieran. No hay n