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Zoológico

Hoy vi una caricatura (que ahora no encuentro) que me hizo mucho ruido. La imagen se trataba de un hombre en un zoológico, frente a una jaula que adentro tenía algo así como una especie de monstruos. Junto a la jaula se podía alcanzar leer un cartel que decía: "por favor, no den de comer a sus miedos"; haciendo referencia a las criaturas que se encontraban allí dentro. Se que si encontraba esa misma imagen cualquier otro día seguramente me hubiese llamado la atención por ser tan ingeniosa, pero jamás me hubiese hecho escribir esto. Sin embargo, la vi hoy, después de enterarme de algo que sinceramente me llenó de miedo. Conozco gente que sigue al pie de la letra las instrucciones de aquel cartel. Yo, en cambio, no puedo hacerlo. No creo que esa gente sea más audaz, más inteligente, que tenga más capacidades o que sea mejor que yo. Solamente creo (y puedo afirmar) que aquellas personas no les dan de comer a sus miedos. En mi corta vida, de casi 18 años, conseguí muchas cosas

Siempre

Podría decirte que no dolió. Podría decirte que era una cuestión de perspectiva. Podría decirte que con solo un poquito de optimismo todo hubiera sido distinto. Podría decirte que exageraste. Podría decirte que no fue para tanto. Y es que sí, podría mentirte. Pero sería en vano. Sería inútil. Sería culparte (una vez más) por todo, sabiendo hoy que nada fue tu culpa. Las cosas se dieron así. ¿Qué podrías haber hecho más que todo lo que hiciste? Nadie te avisó, nadie te advirtió, ni mucho menos te dijo como reaccionar. Sin embargo, y después de tanto tiempo, lo entendiste. Y cuando hiciste el click, cuando dejaste de echarte la culpa, todo mejoró. Volviste a disfrutar. Volviste a sonreír de la manera más sincera y pura que puede hacerlo una persona. Ya no tuviste que actuar más. Volviste a ser la de siempre o tal vez, después de todo lo que había pasado, fuiste una nueva. Mucho más segura. Mucho más inteligente. Mucho más madura. Y sobre todo, mucho más feliz. Ahora llorás, pero por ton

Lo difícil de olvidar

A veces, a uno lo único que lo mantiene vivo son los recuerdos. A veces, uno sigue insistiendo, sigue eligiendo quedarse en ese lugar, jugarse una fichita más, aún cuando ya hace mucho tiempo todo dejó de funcionar, sólo por eso. Dicen que lo último que se pierde es la esperanza. Hoy yo la perdí. La perdí y me sentí vacía. Entonces me quedé sin esperanza y con los recuerdos en la mano, porque aunque uno se intente convencer de que todo está bien, aunque uno intente ponerle diferentes nombres (como etapa, experiencia, etc) no es tan fácil despegarse de todo. No es tan fácil olvidar. No es tan fácil olvidar que uno se sintió querido, valorado y sobre todo seguro. No es tan fácil olvidar los abrazos reparadores, las risas que todo curaron y las lágrimas que fueron tan necesarias. No es tan fácil olvidar los momentos de felicidad que aún hoy aparecen en forma de una sonrisita inocente o los momentos de tristeza que te enseñaron, muchas veces, de qué carajo se trataba la vida. No es ta

Despedida

Siempre te dije que, para mi, eras distinto. Fuiste fiel, incondicional y sincero. Jamás me decepcionaste, hasta ese día. Pero no me quiero apresurar. Nos conocemos hace mucho tiempo. Y cuando digo mucho tiempo es porque lo es. Sino preguntale a quién 15 años de amistad le parece nada. A nadie. No vas a encontrar una sola persona en este mundo que piense que no es demasiado. Y es que lo es. Por eso estaba tan segura de vos. Por eso confié ciegamente. Como siempre te digo, o te decía en realidad, no hubo un momento en mi vida donde me viste llorar de tristeza, con el alma al descubierto, partida en dos y no paraste hasta hacerme llorar de la risa. Hasta ese día en el que me di cuenta que las cosas habían cambiado feo. Escuche miles de historias donde la gente cambia a los amigos por su pareja, pero nunca pensé que nos podía pasar a nosotros. Yo, en lo personal, no lo hubiera permitido nunca. Y creí que vos tampoco. Una vez más me equivoqué. Los que leen desde afuera, apuesto mi vida

Amor propio

Uno no nace sabiendo. Eso es obvio. Por eso está tan permitido equivocarse. Uno aprende, a lo largo de la vida, muchas cosas. Uno desaprende, a lo largo de la vida, muchas cosas. Y creo firmemente que como uno aprende a hablar, a leer, a escribir, a andar en bicicleta, también aprende a amar. Uno no nace sabiendo amar. Tampoco es que se levanta un día ya listo para hacerlo. Muy lejos está de aprender a amar y sobre todo de amar quién cree eso. Porque si nos atrevemos a decir la verdad, uno no aprende como duele que le rompan el corazón hasta que se lo rompen. Uno no aprende lo que es confiar ciegamente en el otro hasta que lo hace. Uno no aprende lo que es ser completamente vulnerable hasta que le da la posibilidad a un otro de lastimarlo con la esperanza de que no lo haga jamás. Uno no aprende lo que es equivocarse en el amor hasta que por fin se equivoca. Algunos tienen la suerte de equivocarse poco. Yo, que todavía sigo aprendiendo a amar, tuve la mala suerte de equivocarme demasiad

Desaprender

Creí, inocentemente, que aún quedaba algo bueno de mi. Algo por salvar. Algo que por fin me permitiera ser distinta a esa persona que, sin querer, fui muchos años. Esa persona que lastimó a mucha gente. Esa persona que me hizo creer que no valía nada. Esa persona que me llenó de bronca, de mal humor, de impotencia. Esa persona que alejó a quienes me querían mucho. Esa persona que, vuelvo a repetir, fui muchos años. Entonces, un día, me permití creer que todo había empezado a cambiar. Creí que ya no iba a tener tan baja autoestima. Creí que ya nadie iba a reconocer que tenía el alma rota. Creí que ya, después de tanto sufrir, no iba a tener el alma rota. Creí que al mirarme al espejo podría dejar de odiarme tanto. Creí que no iba a costarme nada demostrar mis sentimientos. Creí que nunca más iba a lastimarme. Creí que jamás iba a lastimar a quiénes estaban dispuestos a dar todo por mi. Creí que finalmente estaba dispuesta ser feliz. Creí que finalmente estaba dispuesta a ser. Pero despu

¿Vos qué harías?

Ella volvió. Volvió rota. Volvió buscando esos ojos que la veían hermosa, aún cuando lejos estaba de serlo. Y no, no hablo de maquillaje corrido o del pelo despeinado. Hablo de cuando la invadían todos sus fantasmas. Hablo de cuando era tanto de todo que no podía más. De eso hablo, de cuando se creía todo lo malo que se repetía a si misma cada vez que intentaba algo en la vida o simplemente se miraba en el espejo. Volvió buscando ayuda. Volvió buscando una mirada comprensiva para poder aprender y sanar del dolor. Pero cuando volvió y lo vio, cuando vio fijamente su mirada, tuvo un mal presentimiento. Él ya no la miraba como antes y estaba en todo su derecho de hacerlo. Había sufrido mucho. Tal vez más que ella. -Si tuvieras que decidir entre aprender del dolor y sanar o convertirte en quién más te lastimó: ¿vos qué harías? -Sinceramente no lo sé. No sé qué haría.. -Sí que lo sabes.. Ella quedó muda. -Te convertirías en quien más te lastimó- le dijo -De hecho, lo hiciste. Antes de