Historias
"¿Alguien quiere hablar?" fue la pregunta que sentenció este encuentro. Entre silencios, un alma repudiada se atrevió a hacerlo, contando así su propia historia. Estaba lista y segura: ya lo había hecho antes. En realidad, para ser más exactos, esa situación, en ese momento, con esos espectadores, no había ocurrido jamás. Contó su historia, esperando que al final, un silencio atroz rajara la sala. Pero no fue así, un espectador parecía entusiasmado por contar su historia. Un alma había logrado que otra alma se dispusiera a hablar. Subestimándola, ésta también contó lo suyo, y al finalizar se pudieron visualizar algunas lágrimas y algún que otro sentimiento encontrado, frente a esa historia que para aquella alma "no tenía importancia". Así, las horas parecieron solo pocos minutos, y cada quién que quiso tuvo el espacio para hablar. Cada quién que quiso tuvo el espacio para llorar. Cada quién que quiso pudo limpiar su alma. Cada historia, por donde se la mire, fue de