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Mostrando entradas de agosto, 2017

Para ustedes

Una vez a alguien le tocó la mejor versión de mi y no se dio cuenta. No importa quién, no importa cuando. Solo me voy a limitar a decir una cosa: le tocó mi mejor versión y la consumió toda. Me arruinó. Me volvió más desconfiada. Me volvió menos demostrativa. Me volvió más insegura. Me volvió todo eso que no era. Y mucho más. Tardé en alejarme, pero cuando lo hice muchas cosas en mi habían cambiado. Había (mal) aprendido a no demostrar nada. Había (mal) aprendido a lastimar primero, para evitar que me lastimen. Había (mal) aprendido a guardarme todo porque nadie tenía que saber que me dolía. Había (mal) aprendido a querer. Quería, pero quería mal. De una manera enferma, pero no de una manera obsesiva ni controladora. Era aún peor que eso. Había (mal) aprendido a querer sin el alma. Y sin el alma no se puede querer a nadie. Pero un día, ya ni me acuerdo como, apareció alguien que me invitó a reinventarme. Y así, sin darme cuenta, de un momento para el otro había aprendido cosas nuevas