Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2016

Balances de fin de año

Llega fin de año y todos nos ponemos un poquito nostálgicos y maricones. Aunque no queramos, aunque no nos guste, aunque nos parezca insoportable o pesado, todos sí o sí nos ponemos a mirar para atrás. Algunos empiezan por el primer día de vacaciones con sus amigos, otros por el primer día de trabajo/colegio, la primera vez en el año que se rieron a carcajadas o la primera vez en el año que lloraron con todas sus ganas. Cada uno empieza el conteo por donde puede, por donde siente que empezó el año o simplemente por donde se le da la gana. Yo, en lo personal, me veo a mi, ahí, parada, a las 00:00 del 1 de enero del 2016. Para mi, ese día empezó mi año. De más está decir que no me acuerdo con lujo de detalles todo lo que hice desde que brindé, por decirlo de alguna manera, pero si me acuerdo de las cosas que me propuse cumplir, de las cosas que me prometí dejar atrás, de las cosas que me convencí de merecer y de las cosas que quería buscar. De eso si me acuerdo. Muchas de esas cosas ho

Despedida

Me gustaba más cuando no me tocaba escribir sobre amor, corazones rotos, confusiones y mal de amores. Me gustaba más cuando escribía sobre autosuperación, reflexiones, alguna que otra historia de amor que terminaba en final feliz y todas esas cosas que me parecían importantes y que en este momento de mi vida ya no tienen tanta relevancia. Todo cambió cuando empecé a arriesgarme, solo un poquito, a eso. A eso que no todos pueden tener. Eso que hoy yo no tengo. A eso que te lastima la piel, los sentidos, los huesos y por supuesto el corazón. A eso que te confunde y que hace que te sientas confundido, aún cuando estás más seguro que nunca. A eso que nadie te avisa que duele, pero te duele igual. Y cuando te duele, te hayas arriesgado un poquito como lo hice yo o bastante como lo hace mucha gente, te duele hasta en lo más profundo. Y ese dolor es distinto a cualquier dolor que hayas sentido antes. Este dolor te decepciona, te hace llorar, te quita la paz. Este dolor se encarga de desperta

Quilombito

Vos siempre fuiste así. Para mi, uno en un millón. Ese que había que cuidar como oro. Y déjame decirte que, para este mundo tan grotesco, eso eras: oro. Siempre decidido, siempre yendo al frente, siempre dando lo mejor. Yo, en cambio, también siempre fui así. Para vos, una en un millón. A mí también había que cuidarme como oro. Siempre muy indecisa, intentando ir al frente, siempre fallando, volviéndolo a intentar y fallando mejor.  Tal vez por eso nos costó tanto coincidir en tiempo y espacio para encontrarnos, y cuando por fin coincidimos y nos encontramos armamos quilombo. Un lindo quilombo. De esos quilombos que te causan placer resolver o estás esperando que aparezcan para resolverlos. De esos quilombos que te quitan el sueño, el aire, el habla, pero de una manera distinta. De esos quilombos en los que si estás metido en el medio sí o sí respiras amor.  Durante el tiempo que estábamos juntos parecíamos dos polos. Yo decía blanco, vos decías negro (por suerte nunca hubo ningún g

Ella

Siempre ella. Ella, la más linda. Ella, la primera en estar. Ella, la más inteligente. Ella, la que todo da. Ella, la incondicional. Ella, la más querida. Ella, la preferida. Ella, la más simpática. Ella, la de un corazón enorme. Ella, la de una paciencia de oro. Ella, la que siempre elegís. Pocas veces yo. Yo, que no soy tan linda. Yo, la que tardo en querer. Yo, la más desconfiada. Yo, la selectiva. Yo, la querida por unos pocos. Yo, la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta. Yo, la de pocos amigos. Yo, la del caracter de mierda. Yo, la de un corazón bastante lastimado. Yo, la que pocas veces elegís. Yo, la amiga de ella. Y por eso, entiendo lo que se siente tener a alguien como ella al lado, por eso la elijo antes que a mi. Y vos también lo hacés. No te culpo, te entiendo. Buena suerte. Los quiero mucho a los dos.

Karma

Perdón. Perdón por tratarte como odio que me traten. Perdón por ser tan así. Perdón por no ser intensa. Perdón por no saber lo que quiero. Perdón por mentirte. Perdón por lastimarte. Perdón por mentirnos. Perdón por lastimarnos. Perdón por todo lo que nunca te dije, muchas veces hicieron falta algunas de esas palabras. Perdón por confudirte. Perdón por confundirme. Perdón por confundirnos. Creeme (si es que podes después de todo lo que pasó) que vos no te merecías esto. Ni eso que te hice. Ni aquello, tampoco. Y creeme (si es que podes nuevamente) cuando te digo que yo me merezco que todo esto me vuelva y que estoy más que segura que me va a volver. Una muy amiga mía dice que el karma no existe. Ella piensa que cada uno da lo que puede y recibe lo que puede. Cree que si alguna vez algo similar llegara a pasarte seria casualidad y que vos elegis ponerle un nombre a esa casualidad (en este caso "karma") para poder librarte de todos tus males, realizando algo así c

¿Miedo?

Quedate tranquilo, a mí también me pasó. Yo también sentí que no lo merecía. Sentí que no me pertenecía. Sentí que no me correspondía sentir algo así. A mí también me causó miedo; pero de ese miedo que se mezcla con la curiosidad, ese que está ahi, latente, pero que igual te empuja a ver que pasa. De ese miedo que no paraliza, al contrario,  te hace ver como un loco. No te importa nada, ni lo que vayas a sufrir, ni lo que puedas perder, nada. De ese miedo que te sentis indigno de sentir. Entonces te das cuenta de algo: el miedo y el amor caminan de la mano. No solo nos da miedo dejar,  sino también que nos dejen. No solo nos da miedo lastimar, sino también que nos lastimen. No solo nos da miedo mentir, sino también que nos mientan. No solo nos da miedo amar, sino también que nos amen.